A la mayoría de esta gente la conoces de forma virtual a través de las distintas redes sociales y la participación en los foros, hasta que llega un día en la que se plantea realizar un encuentro, una quedada. El motivo suele ser lo de menos. Siempre relacionado con el coche, pero anecdótico: una feria del automóvil, una salida de ruta con los coches, unas tandas en un circuito, un curso de conducción, …
Y entonces empiezas a conocer a la gente -y a sus coches- personalmente. Y a lo mejor es que ya tengo una cierta edad, pero para mí no hay comparación entre una relación personal y una ‘virtual’ (sin desmerecer todas las posibilidades que las redes sociales ofrecen).
Hoy (14 de Enero de 2017) ha habido una quedada de los propietarios de toyobarus de la zona centro. Convocados por whatsapp, empezábamos a concentrarnos a las 11.00 h. de la mañana en una gasolinera próxima al circuito del Jarama. Y hoy ha debido haber algún tipo de “conjunción astral”, porque cuando un evento de este tipo se convoca la mayoría del grupo quiere asistir, pero distintos compromisos personales van haciendo que, poco a poco, los asistentes se vayan 'cayendo' hasta quedar finalmente unos pocos participantes. Una quedada de media docena de asistentes se considera ya multitudinaria.
Sin embargo hoy nos hemos juntado hasta 11 propietarios -más algunos acompañantes- siendo así el mayor encuentro local al que he asistido, y sólo superado por encuentros nacionales que logran reunir a más de 20 propietarios.
Es cierto que a la hora de iniciar la ruta hemos sufrido una baja, y una de las asistentes se ha tenido que retirar por motivos de salud. De nuevo un hecho singular que sin la “conjunción astral” no se hubiera producido (y hubiera excusado su presencia precisamente por no encontrarse del todo bien). Pero ha hecho un esfuerzo asistir y por conocer al resto de asistentes.
Al final hemos iniciado la ruta 10 coches, camino a Rascafría, fin de la primera etapa y donde estaba previsto comer- después de pasar por los puertos de Canencia y la Morcuera.
La ruta hacia Lozoyuela por la A-1 ha transcurrido tranquila, con la idea de empezar a disfrutar de los coches en los puertos, donde las curvas se empiezan a enlazar.
Yo estaba preocupado por el estado de mis ruedas. Calzando unas primacy del 2012 con 43.000 km. acumulados y con un suelo tan frío, no estaba yo muy confiado en las posibilidades del coche. Mi preocupación se ha acrecentado cuando al poco de salir del pueblo de Canencia, en una curva en umbría, el coche se me ha ido ligeramente de atrás. Y he hecho toda la subida al puerto de Canencia y luego al de la Morcuera con cierta desconfianza en las posibilidades del coche y temeroso a que se me volviera a ir de atrás en cualquier momento.
Cuando hemos parado en el alto de la Morcuera y hemos empezado a comentar el tramo, ha resultado que más de uno había sufrido el mismo deslizamiento a la salida de Canencia. Y pese a que en parte me ha tranquilizado, no he logrado sentirme cómodo con el coche hoy, especialmente en bajada. Siempre he estado temiendo que se me fuera en cualquier momento.
He aprovechado la parada para fotografiar el nuevo GT86 de Alex. Era la primera vez que veía esta versión en vivo, al igual que el azul de Toyota, que tampoco había visto nunca en directo.
La baja temperatura, acrecentada por el viento que había en el alto, no invitaban a prolongar demasiado la estancia así que no tardábamos en volver al coche y dirigirnos a Rascafría, donde estaba previsto comer.
El aperitivo y la comida son, para mí, otro de los momentos cumbres de las quedadas, pues permiten que la información fluya de forma muy concentrada, así como las inquietudes, preocupaciones y experiencias de los asistentes.
Yo he comentado mi preocupación por no tener un taller de confianza que conozca el coche bien y te garantice los trabajos que haya que hacerle algún día, tanto en el mantenimiento del coche de serie, como en posibles trabajos de potenciación que se pudieran plantear. Comentaba mis esperanzas en que Meycom, preparador del Subaru BRZ Pentacar para la RFEA, obtuviera la experiencia necesaria en el mantenimiento y evolución de nuestro coche, que le convirtieran en ese taller de referencia que me gustaría tener.
Sin embargo, Alex me comentaba que no tenía esperanzas que el Pentacar tuviera futuro y lo argumentaba tan bien, que me ha preocupado de tal forma, que al llegar a casa me he ido a ver el calendario de la RFEA para el 2017 y, efectivamente, no aparece el campeonato Pentacar por ningún lado. Así que parece que Alex va a tener razón.
También he aprendido una nueva medida para realizar los mantenimientos. Yo hasta ahora usaba los años o los kilómetros. Es decir, hay que cambiar el aceite cada año o cada 15.000 Km. Pero me he encontrado con quien los mide por tandas en los circuitos. Es decir, hay que cambiar el aceite cada 3 tandas en circuito. Debo decir que habiendo metido el coche una única vez en un circuito, hasta ahora no me preocupaba, pero quien sabe si en el futuro la usaré.
Muchos otros temas se han tratado y la sobremesa se alargaba. Pero había que abordar la segunda etapa, que tenía previsto subir a Cotos, para llegar luego a Navacerrada y bajar a Madrid. He sugerido que en la bajada de Navacerrada tomáramos la 607 para entrar por Alcobendas, pues yo me quedaba allí y la propuesta ha sido secundada (en parte porque otros dos de los asistentes les venía también bien). Y tras acordar una última parada para despedirnos en el parking de Cotos, nos hemos puesto en marcha.
En la subida a Cotos tampoco me he sentido demasiado confiado con el coche. Si bien la carretera era más ancha que en los puertos anteriores, algunos copos de nieve empezaban a caer de forma esporádica, lo cual caía en la balanza de mi mente, más en la parte de la preocupación que en la de la confianza. En cualquier caso, como nos ha pasado en todos los tramos, no tardábamos en alcanzar a algún otro coche que ralentizaba el ritmo. Parada en el parking de Cotos, ultimas fotos y despedidas.
Cruz me ha invitado a que encabezara el grupo, dado que conocía bien el desvío a la M-607 en la bajada de Navacerrada, pero he declinado la invitación. Con el nivel de confianza que tenía hoy con el coche no me veía encabezando al grupo, así que Cruz ha seguido liderando el grupo. En el último tramo, sin embargo, siempre hemos ido en tráfico, tanto que ni siquiera hemos podido salir a la carretera en grupo y hemos tenido coches ajenos al grupo intercalados entre los toyobarus.
Solo cuando la M-607 se ha convertido en autovía hemos podido reagruparnos algunos de nosotros -no todos- pero cuando eso se ha producido, ya estábamos cerca del Goloso y poco más adelante, Alex, Miguel y yo tomábamos la salida 18 con dirección a Alcobendas. Poco después me despedía de ellos y tomaba dirección a mi casa.
Como en todas las quedadas a las que he asistido, he conocido gente nueva, he consolidado la relación que tenía con otros asistentes ya conocidos y he aprendido muchas, muchas cosas sobre los toyobarus y sus propietarios.
Pero lo que más claro me ha quedado en esta quedada es que tengo que encargar ya las PS4. Probablemente el coche se hubiera comportado igual, pero mentalmente hubiera estado más confiando con él.